CAMBIO DE COMPORTAMIENTO CON LA FAMILIA
Todos los días un humor nuevo, los adolescentes en sus épocas menos felices, suelen variar de humor como de camiseta. En sólo 24 horas pueden experimentar gamas amplias de emociones y sentimientos, o bien quedarse semanas con un humor de perros. Sus amigos los acompañan y sus padres los padecen.
Los adolescentes sufren cambios hormonales, su cuerpo está en pleno proceso de crecimiento, desarrollo y cambio, y esto influye enormemente en su humor. Pero esto no sólo se explica por los cambios orgánicos en sí mismos sino por lo que significa para el adolescente que su cuerpo cambie.
El período de la adolescencia es frecuentemente explicado como un período de transición entre la niñez y la adultez el cual está caracterizado por duelos. Uno de esos duelos, es el duelo por el cuerpo infantil.
El adolescente frecuentemente se siente un extraño en ese cuerpo que constantemente cambia, crece y se expande.
Los cambios en el cuerpo generan reacciones en quienes rodean al adolescente y son esas reacciones, tanto positivas como negativas, las que muchas veces marcan las subidas y bajadas en el estado de ánimo del joven.
La reconocida psicoanalista Francoise Doltó frecuentemente explicaba que el adolescente es como la langosta cuando cambia su caparazón: están en un estado de vulnerabilidad plena. Aunque muchas veces aparenten una omnipotencia e impermeabilidad a los que los rodean.
Es muy difícil la transición entre la infancia y la edad adulta, especialmente en nuestra sociedad que carece de ritos de pasaje.
Su vulnerabilidad es tal que cualquier cuestión, a nuestros ojos nimia, puede llevarlos al extasis o a la depresión. El mundo de los adolescentes pasa más por la imaginación que por la realidad. Para nosotros no sucedió gran cosa, para ellos puede haber ocurrido una tragedia.
La mejor forma que encuentran de protegerse del mundo es aislándose del mundo en la soledad, jugando al computador por ejemplo, o bien, refugiándose con su grupo de pares.
Las reacciones de humor desmedidas son sufridas en especial por los padres, ya que es con estos con quienes tienen la intimidad para expresar sus emociones. A la vez, es de sus padres, que el adolescente se quiere diferenciar y proteger.
Son los padres los que deben entender que sus hijos están empezando a desprenderse de ellos. Internamente están intentando desprenderse de esos padres de la infancia, esos que tienen “toda la verdad” y lo son TODO para ellos.
Esto exige muchas veces varios portazos y gritos. Lo positivo es que los adolescentes en algún momento se convierten en adultos, y mientras tanto nos enseñan a crecer a nosotros como padres y esto implica: mutar, guiar, ceder y tolerar
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